Ayuntamiento de Alfoz
Historia de Alfoz
Se dice que el nombre de Alfoz pudiera proceder del árabe Al-hawuz, que en gallego medieval indicaba el territorio sobre el que tenía jurisdicción una villa o ciudad.

Se conservan importantes monumentos megalíticos, como a Pena Abaladoira y restos de la cultura castrexa, diseminados por diversas parroquias, como en Bacoi o el propio Castro de Ouro, considerado como el núcleo primitivo del Ayuntamiento.

En 1220, el Rey Alfonso IX le concede el título de villa. Pero sin duda, el episodio más significativo que conoció este territorio, y parte de la historia de Galicia, fue la revuelta y posterior ajusticiamiento del Mariscal Pardo De Cela, ocurridos a finales del siglo XV, en el contexto de la turbulenta situación creada por las luchas entre los aspirantes al trono de Castilla (y las anteriores revueltas irmandiñas). Así, Pardo de Cela, después de soportar el asedio de Fernando de Acuña durante tres años en el Castillo da Frouseira, es apresado en el de Castro de Ouro el 7 de diciembre de 1483 y decapitado en Mondoñedo diez días después.
El recuerdo, nimbado siempre por la leyenda, pervive todavía hoy en la memoria de los gallegos y, muy especialmente, entre las gentes de las tierras de Alfoz.

Alfoz vivió siglos de notable prosperidad. El siglo XVIII fue una centuria de notable prosperidad económica con destacada industria textil (en el año 1787 había noventa y nueve telares), agrícola y un importante sector vitivinícola, alcanzando también en el 1787 las "977 arrobas que se vendieron a seis reales cada una". Frente a ésto, el siglo XIX se caracteriza por la gran cantidad de personas que abandonan Alfoz y se dirigen hacia América, en busca de mejores perspectivas económicas, lo que se refleja en la cantidad de escuelas habaneras que los emigrantes financiaron una vez retornados, en la primera mitad del siglo XX.

La enorme personalidad de Pardo de Cela hace que a veces se olviden los nombres de otros ilustres hijos de esta comarca. En Alfoz nació don Félix Santomé y Aguiar, famoso canónigo de la catedral de Mondoñedo y don Pedro de Rigueiro Freire y Andrade, arcediano de Viveiro, que vivió a finales del siglo XVII y que se distinguió por numerosas obras benéficas.

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